La BODEGA HUERTA DE ALBALÁ se posiciona.
El proyecto se extiende sobre una finca de 91 Ha., con 75 Ha. de viñedos y una bodega con 4.600 m2 construidos.
Se trata de una iniciativa innovadora, puesto que elabora vinos tintos en la zona de Arcos de la Frontera, de tradición centenaria en vinicultura, pero no en tintos.
Las instalaciones, del más puro estilo “Chateau”, constituyen la primera fase de un ambicioso proyecto que incluirá servicios de hotelería y restauración de alta gama.
El primer vino de Huerta de Albalá, “Taberner”, salió al mercado en enero de 2007.
Huerta de Albalá es el proyecto empresarial de un grupo inversor privado liderado por Vicente Taberner, un verdadero apasionado de los vinos. Se trata de una bodega elaboradora de vinos tintos, cuyas instalaciones se extienden sobre una finca de 91 hectáreas, de las cuales 75 corresponden a viñedos, con 225.000 cepas. La bodega, ya construida, ocupa unos 4.600 m2 y alberga 1.600 barricas.
La comercialización de la primera añada de Huerta de Albalá se inició en enero de 2007, a través de distribuidores zonales y comerciales propios, siempre dirigidos a establecimientos gastronómicos y tiendas especializadas. Inició sus exportaciones, que hoy suponen un 40% de las ventas y tienen como destinos Europa, Estados Unidos, Japón y los países de la Europa del Este, con previsión de ampliar posteriormente la actividad exportadora a nuevos mercados.
La producción de “Taberner” “Barbazul” y “Barbarosa, los vinos de Huerta de Albalá alcanza las 400.000 botellas. 12.500 botellas son de “Taberner nº 1 vino de carácter exclusivo.
Los vinos y barricas de Huerta de Albalá
Los vinos de Huerta de Albalá se caracterizan por su color, violeta y profundo, por su amplitud de aromas y por la limpieza y el respeto de la madera para con las frutas, con una boca amplia, profunda y golosa. Son el resultado de un cuidadoso trabajo en la viña, donde Huerta de Albalá busca siempre obtener los mejores frutos de la vid y en el estado más óptimo. Posteriormente, la elaboración es también altamente respetuosa con la fruta.
Las 225.000 cepas están distribuidas en un 60% de la variedad Sirah, un 20% de Merlot, un 10% de Cabernet sauvignon y otro 10% de Tintilla de Rota. En cuanto a las 1.600 barricas, todas ellas son de roble francés Allier, con tostado medio plus, y la composición del parque es la siguiente: 520 barricas de Sylvain, 700 de Mercier y las 380 restantes repartidas entre François Frères, Francis, Vicard y Demptos Reserva.
La elección del roble francés, se debe a que las barricas de dicha madera producen vinos más suaves y elegantes que las de roble americano. Por lo que se refiere al tostado medio plus, define la textura del roble que mantiene contacto con el vino y, por tanto, afecta también a sus características.
En Huerta de Albalá se han desarrollado trabajos de investigación a lo largo de tres años, acerca del comportamiento de los diferentes tipos de madera con el vino. Se han llevado a cabo estudios continuados de fermentación de vinos en maderas, en distintos tipos de recipientes, así como una cuidadosa selección de levaduras para fermentación, entre otras actividades de investigación e innovación.
La familia Taberner
Taberner empezó a dar forma a su proyecto tras participar como socio en una bodega de Jerez (Bodegas Rey Fernando de Castilla). Sus experiencias en esa etapa le llevaron a empezar a estudiar la posibilidad de construir una bodega de vinos tintos en la zona.
Después de un año dedicado a la búsqueda de terrenos, en octubre de 2000, Vicente Taberner adquiere los terrenos de Huerta de Albalá. La decisión de elegir la zona de Arcos de la Frontera se debe a su orografía, al microclima allí existente y a las especificidades de la tierra, de excelentes características técnicas y llena, a su vez, de encanto y cultura.
Amante de la música, de la gastronomía y, por supuesto, un apasionado de los vinos; una afición que debe a sus orígenes, puesto que su padre era un gran amante de los buenos caldos. El proyecto de Huerta de Albalá es, por tanto, la culminación de más de 15 años de trabajo y pasión, a lo largo de los cuales Taberner ha ido forjando la idea de crear su propia bodega para producir tintos en Andalucía.
Preocupación por el medio ambiente
Una de las características del proyecto de Huerta de Albalá es que se trata de una compañía altamente preocupada por la protección del medio ambiente y el entorno de la bodega. Para ello, la empresa efectúa un tratamiento de sus residuos correcto y seguro, gracias a una depuradora que funciona los 365 días del año y 24 horas al día.
La identidad visual
El proyecto de imagen corporativa e identidad visual de Huerta de Albalá ha sido encargado a la multinacional Design Bridge, una de las más importantes de su sector a nivel mundial, con sede en Londres y oficinas en Ámsterdam y Singapur. Cuenta con un equipo de 144 personas, encabezado por Sir William Goodenough. Entre sus principales clientes destacan Carlsberg, Diageo, ICI Paints, Kimberly Clark, LVMH, Nestlé, Roche Consumer Healthcare, Sara Lee, UEFA y Unilever.
Para Huerta de Albalá, Design Bridge ha tenido en cuenta que se trata de una bodega de vinos de calidad y que era necesario transmitir los valores personales de la familia Taberner, impulsora del proyecto. Otros elementos a tener en cuenta a la hora de crear la identidad visual de Huerta de Albalá fueron sus métodos tradicionales, aunque con una ética empresarial innovadora, las fuertes inversiones en tecnología en todos los niveles del proceso de producción y una visión inversora a largo plazo.
Mención aparte merece el logotipo, relacionado con el vínculo único que tiene Andalucía con el caballo, animal tradicional, noble y de elegante estampa. Conectado con la tierra, el caballo de Huerta de Albalá está inspirado en figuras equinas del Neolítico.
La finca Huerta de Albalá
Los terrenos que acogen hoy las instalaciones de Huerta de Albalá, en Arcos de la Frontera (Cádiz), formaban parte de una finca de mayor extensión en la que, según los historiadores, se ubicaba una docena de viviendas de la época romana. Aún hoy existe una zona donde se encuentran algunos restos de dichas edificaciones.
En el pasado lejano, la finca estaba dedicada a plantaciones de frutales, viñedos, etc. , pero en los últimos años los terrenos no estaban dedicados a ninguna producción, excepto una pequeña parte en la que se cultivaban cereales. Las primeras viñas de la nueva etapa se plantaron en enero de 2002.
El proyecto arquitectónico del conjunto es obra de Mariano Taberner Montoro, quien ha seguido las premisas de jugar con los espacios, velar por la integración al paisaje y por el respeto medioambiental. Las instalaciones compaginan modernidad y tradición. Así pues, combinan las nuevas tecnologías y los más innovadores medios de producción, con las técnicas de vinificación al más puro estilo artesanal.
El proyecto arquitectónico parte del concepto básico de crear una bodega totalmente artesanal para un vino exclusivo. Tanto el edificio, como su relación con el resto de la finca y con el entorno han apostado por la convivencia y la armonía con el paisaje.
El entorno de la finca es rural, con predominio de pequeñas edificaciones destinadas a usos agrícolas: caseríos y cortijos diseminados por suaves lomas. La bodega se localiza en uno de los extremos inferiores de la finca, emplazada en una ubicación privilegiada, con vistas al Embalse de Bornos y una posición predominante sobre el acceso desde la carretera.
Para el diseño del edificio, Mariano Taberner y su equipo han recurrido a una arquitectura de formas tradicionales, persiguiendo unas formas y unos volúmenes claramente reconocibles, con el objetivo de lograr una simbiosis con el lugar.
Los materiales se han elegido con la idea de materializar el respeto con el entorno, con formas y texturas tradicionales (morteros blancos en paramentos, tejados de teja árabe envejecida, cubiertas con estructura de madera, suelos exteriores de gres rústico, cerrajería que sigue los diseños tradicionales de la zona...).
A pesar de ser necesaria una gran superficie útil para el desarrollo de la actividad, se ha tratado de disminuir la presencia de la bodega en el entorno, disponiendo varios volúmenes con diferentes alturas y dimensiones, que ofrecen una visión de conjunto.